Isaac Peral y Caballero nació en Cartagena (Murcia) en 1851, donde estaba destinado su padre, capitán de Infantería de Marina. En 1860, cuando Isaac contaba con apenas 9 años, la familia se trasladó a San Fernando (Cádiz), lugar de origen de su padre. A los quince años ingresó en el Colegio Naval, teniendo una intensa carrera en La Armada Española, interviniendo en la guerra de los Diez Años en Cuba y en la Tercera Guerra Carlista, por lo que fue condecorado. Adquirió una amplia formación técnica pasando por diversos destinos en el Observatorio Astronómico de San Fernando, la Comisión Hidrográfica y la nueva Escuela de la Armada .También destacó en trabajos y misiones de carácter científico escribiendo un «tratado teórico práctico sobre huracanes» y trabajando en el levantamiento de los planos del canal de Simanalés (Filipinas). En uno de estos viajes el marino sufrió un accidente que le provocó una lesión en la cabeza que le obligaría a dejar de viajar, por lo que en 1883 se hizo cargo de la cátedra de Física-Matemática de la Escuela de Ampliación de Estudios de la Armada en Cádiz.
Desde 1885, tras la crisis de las Carolinas, empezó a interesarse por la navegación submarina, asunto en el que estaban trabajando al mismo tiempo muchos otros ingenieros. Aunque integró algunas novedades procedentes de otros países, sus aportaciones, que se referían sobre todo al manejo de la energía eléctrica para la propulsión en inmersión, resultaron decisivas. Después de varios estudios y experimentos, y tras un riguroso análisis de su proyecto por los más cualificados científicos de la Escuela de Ampliación, estos dieron su aprobación para que fuese trasladado al ministro de Marina, Manuel de la Pezuela, quien recibió el proyecto con caluroso entusiasmo. El proyecto también apoyado por la reina regente María Cristina fue finalmente botado el 8 de septiembre de 1888 en La Carraca ( Cádiz).
Se trataba de una nave construida en acero, que medía 22 metros de eslora y 2,87 de manga. Peral había diseñado unas baterías especiales para alimentar a los dos motores de 30 caballos, capaces de desplazar bajo el agua a 10 nudos de velocidad las más de ochenta toneladas que pesaba el prototipo. La nave iba equipada asimismo con otros instrumentos de su invención: el periscopio, una brújula protegida de posibles desviaciones provocadas por otros aparatos eléctricos, un “aparato de profundidades” para estabilizar la nave sin uso de lastres y diversos purificadores de aire que posibilitaban alargar las inmersiones. Peral también fue innovador en el armamento: un tubo lanzatorpedos de su invención, con tres cargas, permitía por primera vez atacar a distancia a los buques enemigos.
El indiscutible éxito del prototipo y los elogios de la prensa convirtieron a Isaac Peral en un héroe popular por algún tiempo. Las pruebas oficiales se desarrollaron a lo largo de 1889 y 1890. Conviene resaltar que no se concedió permiso para efectuar la prueba clave que había solicitado el propio inventor: atravesar sumergido el estrecho de Gibraltar. A pesar de ello, demostró en las pruebas que se verificaron que podía navegar en inmersión a la voluntad de su comandante, con el destino, rumbo y cota predefinidas y en mar abierto. Además, demostró que podía atacar, sin ser visto, a cualquier buque de superficie, incluso de noche. La Comisión Técnica nombrada al efecto avaló el éxito de las pruebas del primer submarino de la historia. Pero los cambios políticos provocaron la caída en desgracia de Peral. El nuevo ministro de Marina, José María Beránger, canceló el proyecto, decretando el arresto de Peral durante un corto periodo de tiempo. Desencantado con la Marina, el inventor tuvo que solicitar la baja en la Marina en 1891.
Dedicado a la vida civil, siguió inventando: un proyector, una ametralladora eléctrica, un varadero múltiple… Y fundó una empresa para instalar alumbrado público en ciudades.
Su submarino no sería superado hasta más de diez años después cuando John Phillip Holland diseño por primera vez un sistema mixto de combustión interna/propulsión eléctrica que superaría la limitada gama de las baterías.
El primer submarino que entró en servicio activo de la Armada española se construyó en 1917 en base al submarino clase Holland y se llamó Peral. Mientras, el submarino original de Peral era desmantelado y abandonado en la Bahía de Cádiz. El casco completamente restaurado en su exterior se encuentra en la actualidad en las dependencias de la Marina de Cartagena, donde puede ser visitado por todo el público.
Isaac Peral fallecería en Berlín el 22 de Mayo de 1895, aquejado de la enfermedad en la cabeza que lo lastró durante gran parte de su vida. Despedido en Alemania con honores militares, fue recibido en Madrid, donde se le dio sepultura en el cementerio de la Almudena. El día 11 de Abril de 1911 el marino fue enterrado en el Cementerio de los Remedios. En 1927 se ordenó la construcción de un mausoleo digno de su categoría, donde aún reposan sus restos.
Fuentes
- “EL SUBMARINO PERAL DE CARTAGENA” Víctor Manuel Martínez Cánovas
- https://artsandculture.google.com/story/zQXxety-tI4XIQ?hl=es
- https://historia.nationalgeographic.com.es/a/isaac-peral-militar-espanol-que-invento-submarino-electrico_14303
- https://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/peral.htm
- https://www.xlsemanal.com/conocer/historia/20170522/isaac-peral-visionario-hundido-submarino-torpedero.html
- https://es.wikipedia.org/wiki/Isaac_Peral
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Reto Isaac Peral
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